Conquistando Nuestra Ciudad

CONQUISTANDO NUESTRA CIUDAD

Ervin De León, MD, DbS, ThD.

Centro Evangélico Cristiano

Dialogo Pastoral

Cuando nosotros hablamos de impactar comunidades y conquistar ciudades para el reino de Dios, inmediatamente llega a mi mente el libro de los Hechos. Creo que no se puede hablar de transformación de ciudades si primero no examinamos cuidadosamente como se establecieron los cimientos del evangelio en los primeros tiempos de la iglesia y como fué trasformado, literalmente, el mundo en el tiempo de los apóstoles.

Es sorprendente ver como un puñado de hombres, la gran mayoría de ellos sin capacitación especial, conmovieron al mundo de su tiempo de tal manera que, en aproximadamente 60 años, habían impactado profundamente a todo el mundo conocido; En tan solo 300 años habían logrado doblegar a su fé y doctrina a todo un imperio.

Al tratar de analizar este asunto y ponerlo en perspectiva con el reto que los creyentes de hoy enfrentamos, no me detendré mucho analizando la preparación previa que estos discípulos del Señor tuvieron. No porque no tenga importancia, sino más bien porque ya muchos han analizado este tema con mucha claridad y profundidad. El doctor Torrey solía decir: “Todo Avivamiento comienza con oración; no hay avivamiento que comience sin oración y una vez que tenemos el avivamiento, lo que lo mantiene es la oración“.

Estando de acuerdo entonces que es necesaria la oración constante en la conquista de nuestras ciudades, tambien damos por sentado que es absolutamente necesario buscar la unidad del cuerpo de Cristo, que es la iglesia, como bien nos enseño Jesus en su Palabra Juan 17:21 (RVA) que dice: “Que todos sean una cosa, así como tú, oh Padre, en mí y yo en tí, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste“. La unidad y la persistencia en la oración y el vivir el evangelio en una forma práctica en nuestro diario vivir son, por supuesto, prerequisitos para un avivamiento.

No obstante, mientra se practican las cosas señaladas anteriormente, oración y unidad del cuerpo de Cristo, debemos avanzar en algo que aparece descrito en todo el libro de los Hechos y que es confirmado en todo el Nuevo Testamento; Si no se da esto que voy a señalar ahora, no puede haber efectivamente conquista de ciudades ni tampoco avivamiento: Es necesario tener además de oración colectiva y unidad, una estrategia y un esfuerzo para PROCLAMAR LA PALABRA en una forma pública, masiva y constantemente hasta que todos los habitantes de las comunidades a conquistar hayan oido la verdad de las BUENAS NUEVAS DEL EVANGELIO.

Es un error creer que todo el mundo conoce el mensaje del Evangelio de Jesucristo. Me he dado cuenta de que la gran mayoría de la gente realmente NO conoce el mensaje del Evangelio. Todo esfuerzo nuestro de oración, humillación, confesión de nuestros pecados y búsqueda del rostro del Señor en relación con conquistar nuestra ciudad tendría sentido si al final nos impulsa a obedecer con LA GRAN COMISION dada por nuestro Señor a la Iglesia. Si nosotros observamos el Libro de los Hechos, esto fué exactamente lo que los discípulos hicieron y este es el secreto del grán exito que el evangelio tuvo al comienzo de la iglesia. Hechos 1:14 (RVA) dice: “Todos estos perseveraban unánimes en oración junto con las mujeres y con María, la madre de Jesús, y con los hermanos de él“. Hechos 2:1 (RVA) dice: “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar“.

En Hechos 2:14-36 Pedro proclamó públicamente el evangelio, fué la Palabra predicada la que produjo convicción en el corazón. Años mas tarde el apostol Pablo escribiría en 1 Corintios 1:21 (RVA) diciendo: “Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación“.

Es la proclamación del evangelio la que genera creyentes y, por ende, gentes salvadas son las que generan cambio en nuestra sociedad y ciudades. Es impactante ver el efecto que una predicación ungida por Dios puede producir en los corazones. Hechos 2:37 (RVA) dice: “Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Hermanos, ¿qué haremos?“. En un solo día la iglesia fué aumentada de ciento veinte (120) a tres mil ciento veinte (3,120), sin contar mujeres y niños. Estos fueron adoctrinados y se incorporaron a la oración, a la unidad y a la comunión cristiana, según nos dice el libro de los Hechos 2:42-47 (RVA): “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones. Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos“.

Siguiendo nuestro breve paseo por el libro de los Hechos, llegamos al Capítulo 3 donde la sanidad milagrosa de un hombre cojo llama la atención de una multitud, la cual es atraida para escuchar la proclamación del evangelio que les hace salvos. Los versículos 1-9 nos detalla lo acontecido con el milagro del hombre cojo. En el versiculo 10 la multitud, llena de asombro y de espanto por lo que habia sucedido y tenidos asidos a Pedro y a Juan, concurrió al pórtico de Salomón. Si usted nota, la sanidad de un hombre cojo añadio al reino cinco mil (5,000) almas. ¿Se ha detenido usted a pensar cuantas veces habría Jesus visto a ese cojo sentado en el mismo lugar cuando entraba al templo? Quizas muchas veces, pero nunca le sano ¿Porque no lo hizo? La respuesta es obvia: al realizar este milagro por medio de sus discípulos, atraeria la atención de la gente y es exactamente lo que pasó. Todo el pueblo, nos relata el versiculo 11, estaba atónito por lo ocurrido, por este motivo la multitud concurrió a Pedro y Juan y ellos, viendo la multitud, les predicaron el evangelio. Dios permitio este acontecimiento para que se predicara el evangelio; De la misma forma yo creo que el soberano Dios, que rige el destino del hombre, permite que nuestra sociedad sea conmovida con diferentes acontecimientos para llamar la atención de la gente, que estando atónitos se preguntan ¿Por qué Dios….? cuando esto ocurre es ahí donde es necesaro que los hombres y mujeres de Dios, los creyentes, respondan a estas preguntas con la proclamación de la verdad del Evangelio de Jesucristo.

No puede haber un cambio real en la sociedad sin el conocimiento de Cristo, y la sociedad no puede conocerle si el Evangelio no es predicado públicamente en una forma clara y convincente en todos los círculos de nuestra socidad. Si nosotros notamos los versículos 12 al 26 del capítulo 3 del libro de los Hechos, Pedro proclamó públicamente el mensaje, el versículo 4 nos enfatiza que cinco mil (5,000) personas creyeron. Ahora la iglesia contaba, en pocos días, con cerca de ocho mil ciento veinte (8,120) personas esparcidas por toda la ciudad. El capítulo 4 del libro de los Hechos nos enseña como persecución y contrariedades se levantaban amenazantes para tratar de detener el trabajo de evangelización. Aqui notamos como la oración persistente logró que la iglesia pudiere avanzar en medio de dicha persecución que contra aquellos proclamadores públicos se levanto.

Pedro y Juan fueron detenidos, amenazados y se trató de amedrentarles. No obstante, en medio de esas circunstancias, entra de nuevo la oración, sencilla pero poderosa. Versículo 24 “Y ellos, habíendolo oido, alzaron unánimes la voz a Dios…“. Dicha oración fué específica: le recordaron al Señor lo que él habia dicho, es decir, sus promesas, y le solicitaron su intervención. Veamos el contenido de esa oración: Hechos 4:29 dice: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu Palabra mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús“.

En Hechos 4:31 vemos la respuesta: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios“. En el Capítulo 5 de los Hechos, encontramos a los apóstoles enfrascados en el ministerio público. Si notamos en los capítulos 1 y 2 la unidad fue vital, pero fué la proclamación de la Palabra de Dios la que hizo que la ciudad despertara y la gente comenzara a abrazar el evangelio de Jesucristo. Así el esfuerzo evangelístico es efectivo, basado en las Escrituras y su proclamación por una iglesia en unidad.

Note como fué la gracia de Dios en sus vidas que los mantuvo juntos, como vemos en Hechos 5:12,14….Y estaban todos unánimes… Y los que creian en el Señor aumentaban más en número así de hombres como de mujeres“. Es importante observar ¡cuan concientes estaban los apóstoles de cual era la ecuación para poder cumplir la gran comisión dada por el Señor en una forma exitosa! Ellos no contaban con grandes proyectos, ni estrategias, no obstante lograron un éxito impresionante. La ecuación era sencilla: Oración y Proclamación del evangelio. No permitieron que nada le desviara de ese enfoque. Esto viene a corroborarse una vez más cuando observamos en el capítulo 6 del libro de Hechos, notamos que al crecer la Iglesia hubo necesidad de incorporar servidores para solucionar los problemas domésticos que colateralmente habían sido originados por el mismo éxito alcanzado y, por supuesto, el crecimiento de la iglesia, ahora las viudas debian ser atendidas. En Hechos 6:2,4 vemos lo determinante que era el enfoque y conocimiento de los apóstoles en cuanto a lo que tenían que hacer: “No es justo que dejemos la Palabra (proclamación del evangelio) para servir mesas … Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra“.

Hermanos, esta es la fórmula, es la ecuación y este debe ser el propósito principal de la unidad. La oración es para poder ministrar públicamente la Palabra de Dios. Es por ello que todo mecanismo o estrategia para alcanzar nuestra ciudad que no incluya primordialmente la oración para la proclamación de la Palabra de Dios al perdido en una forma entendible, a mi manera de ver las cosas, es derrochar recursos y tiempo precioso, porque en realidad no se cumpliría la declaración de misión de parte de Jesucristo cuando dijo: “El hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se habia perdido” (Lucas 19:10). Al mantener el foco los discípulos tuvieron el resultado esperado como nos relata Hechos 6:7Y crecía la Palabra del Señor y el número de discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén“.

Ante todo esto, usted quizas dirá: “Pero hermano ¿acaso no se proclama la Palabra en toda la ciudad en las muchas reuniones que sostenemos en nuestros templos cada semana?”. Aunque es cierto que se predica en los templos por toda la ciudad, nuestra ciudad no será transformada, a menos que la Palabra salga de los templos. Por años en nuestros templos se ha predicado y, realmente, no ha habido transformación significativa. Si usted nota la trasformación vino a Jesusalén por medio del ministerio público. Me estoy refiriendo a la proclamación del evangelio en los lugares abiertos y públicos. El caso de Esteban en Hechos 6:8 es un ejemplo típico de lo que estamos diciendo: “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacia grandes señales entre el pueblo“. En los versículos 9 y 10 vemos a Esteban disputando públicamente y aquí se nos dice que no podían resistir a la sabiduría y al espíritu con el que hablaba. Más adelante vemos que con la muerte de Esteban se desató una gran persecución, la cual es descrita en los primeros versículos del capítulo 8. Allí se nos dice que esta persecución arrojó a muchos creyentes fuera de Jerusalén pero, a pesar de ello, estos persistieron en la proclamación pública de la Palabra. Hechos 8:4Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio“; Así nos dice la Biblia que fue originado el avivamiento en Samaria, el cual comenzó al llegar Felipe, uno de los diaconos que fué desplazado por la persecución en Jerusalén.

Al estudiar la Palabra en Hechos 8 nos damos cuenta de que el avivamiento en Samaria fué originado cuando se conjugaron dos elementos: 1) El obrar de Dios en una forma sobrenatural, con prodigios y milagros y 2) La proclamación de la Palabra. La conjugación de estos dos elementos fue suficiente para que toda Samaria fuese impactada. Hechos 8:5-8Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo, la gente escuchaba oyendo y viendo las señales que este hacia… Así habia gran gozo en aquella ciudad“. El caso de Pablo, en Hechos 11:19 nos dice que los que habían sido esparcidos a causa de la persecución pasaron a las diferentes ciudades hablando el evangelio a los judios, otros hablaron también a los griegos entrando a Antioquia. Note que en Hechos 11:20-21 enfatiza: “Anunciando el evangelio de Cristo Jesús … gran número creyó y se conviertieron“. El versículo 23 dice que cuando llegó al lugar Bernabe, quien habia sido enviado a Antioquia “vio la gracia de Dios, que se movía en la ciudad“. Note en el versículo 24: “una gran multitud fue agregada al Señor“. De nuevo en estos versículos podemos observar que la proclamación del evangelio y la conversión generada como respuesta a esta, fué la clave para el impacto y la transformación de la ciudad de Antioquia.

Fué esta ciudad la sede para el proyecto de evangelización que llevó al apostol Pablo y sus colaboradores a proclamar el evangelio que transformaría completamente al mundo. De ello nos narra el libro de los Hechos a partir del capítulo 13 y subsiguientes. Pablo tenía la costumbre de ir primero a los suyos, a los judios, y luego a los gentiles; pero la regla era siempre la proclamación del evangelio. Los versículos subsiguientes confirman esta afirmación. Hechos 13:44…y se juntó casi toda la ciudad para oir la Palabra“, versículo 49 dice: “y la palabra se difundía por toda aquella provincia“. Hechos 14:1….Y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud“, versículo 3 “permanecieron alli …hablando con denuedo, confiando en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia“. Versículo 7 “allí predicaban el evangelio“, versículo 21 En derbe “y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y hacer muchos discipulos volvieron…“. Hechos 16:13 en Filipos “y sentándonos, hablamos con las mujeres…. una mujer estaba oyendo (la palabra) y el Señor abrió su corazón“. Hechos 17:11,13 en Berea “….recibieron la Palabra con solicitud … En Berea era anunciada la Palabra de Dios“. Hechos 18:5y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra“.

Nota final: Hermanos, una de las cosas que podemos aprender del libro de los Hechos es el secreto de como un puñado de hombres lograron impactar profundamente la sociedad en que vivian, creando las bases además para que las sociedades, en todas y cada una de las generaciones por venir, también pudiesen ser impactadas (Dios es el mismo).

La Biblia nos enseña que fué la proclamación del Evangelio en una forma valiente y abnegada, junto a la demostración del poder de Dios, que hizo que todo el mundo conocido fuera impactado, repito, por un puñado de hombres. De igual manera en el día de hoy, no habrá cambio significativo en nuestra sociedad ni en nuestras ciudades. Si no nos trazamos el propósito firme de que cada persona conozca la buena noticia del evangelio, perdemos el propósito. Es erroneo creer que todo el mundo sabe del evangelio y de la persona de Jesucristo, es nuestra responsabilidad darlo a conocer. He hecho este pequeño análisis, sencillamente, porque el Señor impresionó nuestro corazón para hacerlo, para crear conciencia en todos nosotros y analizar si, en verdad, estamos caminando en el camino que como iglesia Dios quiere que caminemos. En base a esto, creo que es necesario ver cuales son los medios, formas y estrategias que necesitamos para llevar las buenas nuevas del Evangelio a cada hogar, a cada persona que vive en esta ciudad, de tal manera que tengan la oportunidad de escuchar el evangelio. Los creyentes individuales asi como las congregaciones no podemos descansar hasta que esto se haga una realidad. El nuevo testamento nos confirma que asi se conquistaron reinos para el Señor y a través de la historia cada avivamiento que ha habido, si lo estudiamos detalladamente, están basados en estos dos principios, la oración y la proclamación de la Palabra al perdido.

Ervin De León, MD, DbS, ThD.

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